El sorprendente levitador acústico utiliza dos altavoces pequeños para generar ondas sonoras a frecuencias ligeramente por encima del rango audible - aproximadamente 22 kilohercios.
Cuando los altavoces superior e inferior están alineados con precisión, crean dos conjuntos de ondas de sonido que interfieren perfectamente unos con otros, produciendose un fenómeno conocido como una onda estacionaria.
Debido a la presión acústica de las ondas sonoras, en determinados puntos conocidos como nodos no existe ninguna transferencia de energía, originándose así una curiosa circunstancia en la que se anula el efecto de la gravedad.
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